2 may 2010

En Pág /12 del viernes

Viernes, 30 de abril de 2010

LGBTTI

La novia de América
Por Silvina Maddaleno


Carolina eligió una plaza formidable y colmada de árboles para encontrarnos. Me contó que bajo el árbol más petiso, hace pocos días, su novio le había propuesto matrimonio. Lleva seis años y pico con Oscar, y cinco semanas y un día de perderse en los brazos de Agustina, la vendedora de apuntes de la facultad.
–¡Energía sexual en estado puro! –soltó como adelanto apenas nos encontramos . Es ir todos los días antes y después de clases a comprar apuntes que ya tengo, o encargar para media facultad. Bueno, ahora ya no invento más, llego y le digo: “te vine a ver, preciosa”. Y ella sonríe. Después, cuando llego a mi casa no puedo creer lo que le dije. Yo, que era de esas que se avergüenzan de besarse en público con su novio. Me convertí en una zarpadita. Me la como con la mirada, y hasta la hago poner colorada. ¡Qué mujer, dios mío! Puedo estar horas con ella sin hablar, simplemente sentada al lado o acostada en la cama jugando con sus dedos y acariciándole las manos.
Carolina caminaba y hablaba al mismo ritmo. A mí me faltaba el aire. Cada tanto le pedía que nos sentáramos en un banco y accedía torturándome por mi falta de estado físico.
A Oscar lo quiero, me gusta y me voy a casar, nomás –dijo sin dudar.
El ritmo del paseo fue bajando. Nos detuvimos en la esquina.
Me dijo que Agustina está en pareja con otra chica, y no está dispuesta a dejarla, pero que ella tampoco está dispuesta a dejar a Oscar. Piensa que Agustina y ella pueden seguir viéndose, a pesar del casorio. No ve inconvenientes, todo lo contrario.
–Le dije a Agustina que me voy a casar, y me pidió que la invite –susurra con una mueca– Yo estoy bien, o eso creo. Estoy tranquila.
Ahora, se quiere casar con Oscar, de eso está muy segura. El semáforo peatonal se puso en blanco. Cruzamos. Le invité un café de paradas en el kiosco de la esquina. Me regaló un chocolate y me dijo que le gustaría que yo conociera a Agustina. Le dije que si quiere, un día arreglamos. Me pidió que lo hagamos la semana entrante. Acepté. Me mostró una lista gigante de invitados al casamiento, directorio que había que recortar por temas presupuestarios.
Me dijo que Agustina le recomendó una modista que no es muy cara, que la va a visitar en estos días. Me contó que los anillos los van a elegir con Oscar la semana que viene. El chocolate se me terminó. Caro me ofreció la mitad del suyo. Nos fuimos caminando juntas, chusmeando sin escrúpulos intimidades de chicas, y haciendo la lista de juguetes para el carnaval carioca.

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4 comentarios:

Clau dijo...

Siempre escucho historias como esta, de amistades, de gente conocida de familiares, el mundo parece estar colmado de estas historias, gran parte de la especie humana pareciera necesitar de esa "trampita picante" que les da sabor a su existencia, que para mi entender personal, carece de sinceridad ante la pareja que uno tiene a su lado y es una falta de respeto para ella, lo que le mostramos a nuestra pareja de quien somos en realidad, le mostramos el cuento, la careta con la que recubrimos nuestro verdadero ser, no se! me agradan más las relaciones honestas con todo, incluso con la infidelidad. A mi me parecería justo si Oscar o la novia de Agustina saben esas cosas, ahi si! ahí los aplaudo, las felicito por ser autenticas, porque Oscar y la novia de agustina pueden hacer lo mismo con quien quieran. Y saben con mayor certeza con quien eligen casarse, con quien eligen pasar su tiempo, su vida. Saludos.

Lore b dijo...

lo pude abrir finalmente...
me encantó como lo escribiste, y me maté de la risa con los chocolates...me dió lástima el tipo..
yo soy así...que le voy a hacer

Cecilix dijo...

che, que bien que escriben. Igual extraño los relatos de familia, se copan y escriben mas sobre eso, siempre al menos yo estoy esperando. Besos grandes a los cinco más lindos del munco. Las quiero chicas aunque no las conozca personalmente.
cecilix

Tilvy dijo...

Clau: Sí, es cierto hay infinidad de historias que se parecen aunque con seguridad cada una es única. Las historias de vida son tan complejas que no soy quién para juzgar, me dedico a trazarlas apenas en unas líneas para hacerlas visibles. Gracias por comentar,Saludos
Loreb: Querida, sos como sos y te adoro por eso. NO creo que esté bien ni mal, simplemente, ocurren estas historias.Y está bueno que auno le pasen cosas cuando las lee, signo de que está vivo.
Cecilix: Tener trillizos no deja demasiado tiempo para casi nada. Reconozco el reclamo y en cuanto pueda volveré con los relatos de familia. Escribir para el diario y para el blog no me está siendo posible, lo voy a intentar de todos modos. Gracias por los piropos, besos para vos también.